Bien, una vez metido el dedo en la llaga Nacho, no puedo dejar el tema a medias.
No fue descuido hacer el articulo anterior cientificista, y por tanto reduccionista. No creo que el tema del arte sea tan fácil. El recibir placer al contemplar arte, no quiere decir que éste sea solo esto.
El arte, tiene mucho de espiritual. ¿Significa algo esta palabra para el ciudadano del SXXI? Parece que es imposible dar una definición que no sea difusa. Y hasta lo espiritual tiene su representación o fotografía. El cerebro es la cámara. Pero también podría ser la creadora. Veamos.
Por ejemplo, cuando miramos se activa el lóbulo occipital. Pero ahí no está lo observado. Aunque puede activarse también cuando soñamos, alucinamos porque con él se procesa imágenes también.
No hay que olvidar que los estados cerebrales son el efecto de causas, en este caso noéticas, es decir relativas a la mente, y no la causa misma. Una imagen del cerebro no es una imagen de la mente ni de la conciencia. Esto se resume en una genial frase de Alfred Korzybsk: EL MAPA NO ES EL TERRITORIO
... wow! ¿no es genial la frase? El mapa no es el territorio. Me encanta. Es tan aplicable a tantas áreas de la vida.
Y es que en verdad el mapa siempre será limitado, en él no hay cabida a todos las irregularidades del terreno, sus olores, sus gentes... claramente el mapa nunca será tan genial como el terreno real.
Os remito ahora a un artículo: "Crean el primer mapa del cerebro místico"
Automáticamente muchos van directamente a la afirmación ¿fácil? de que ahí está y esa es la causa, y no un efecto. Bueno, cada cual con su estrechez mental.
Pero sabéis que creo...
“La vida tiene que ser mucho más que arte.
El arte es en tal caso, y como mucho el trago; mejor, un buen trago de agua fresca sacada de una cantimplora mientras se camina sediento por el desierto en busca de un oasis o del paraíso definitivo por habitar.
Maldito sería el calor y la muerte si nos arrebatara antes de (llegar) nuestro destino. Pero bendita si nos hace apresurarnos.
El agua sale de un jarro, vasija, frasco… obra humana, sí, pero tan solo un recipiente para algo más que no podemos fabricar, sino tan sólo retener momentáneamente. El arte surge de algo real, capta algo real, aunque muy interior o muy exterior, verídico al fin y al cabo. Benditos sean los manantiales de realidad pura que brotan de las rocas de la cotidianidad.
Bendito el poeta, el músico, el pintor, el artista y el contemplador, unos por no dejar escapar dichosas gracias, y él último por estar siempre atento al mapa o a su palo de zahorí.
Todos somos un poco de todo, pero unos portan más agua que otros. Que generosos al compartir con los pobres, y cómo lamento por los que paran la marcha mucho tiempo contemplando un torrente estacional creyéndolo constante, perenne, inmoral… ”